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domingo, febrero 27, 2005

The Warrior-Prophet

Those of us who survived will always be bewildered when we recall his arrival. And not just because he was so different then. In a strange sense he never changed. We changed. If he seems so different to us now, it is because he was the figure that transformed the ground.

—DRUSAS ACHAMIAN, COMPENDIUM OF THE FIRST HOLY WAR
The Darkness That Comes Before, Capítulo 16

¡Esta vez sí!, ¿Qué puede hacer que un libro destaque tanto sobre su predecesor?. Pues muy posiblemente el cambio de perspectiva que supone. Al comenzar a leer este libro después del chasco del anterior mis expectativas eran las de leer un libro modesto aunque bien escrito (como el primero), pero para mi sorpresa me encuentro con una maravilla que en algunos momentos roza la perfección. Es tan bueno que me veo obligado a cambiar en cierto modo mi valoración inicial del primer tomo, The Darkness That Comes Before, porque como dije en el comentario anterior solo nos presenta a los personajes y la situación de partida que se desarrollan de forma magistral en la segunda parte, por lo tanto me vais a permitir que vuelva un par de semanas atrás para aclarar algunos puntos necesarios para comprender esta crítica.

Me voy a centrar en el personaje central de esta segunda novela (que esta claro ahora que será el personaje clave de toda la serie), Kellhus. En el comentario del primer libro dije que era uno de los personajes más odiosos con los que me había encontrado y ahora creo, visto su desarrollo en la segunda parte, que ha sido un gran acierto por parte del autor perfilar un personaje con el que resulte difícil identificarse, porque demuestra la maestría que es capaz de mostrar el autor en la segunda parte:

Kellhus es un Dûnyain, un Condicionado. Dûnyain es una orden monástica cuyo objetivo es alcanzar el Logos, la búsqueda del Absoluto, para conseguirlo siguen la premisa “Lo que viene antes condiciona lo que viene después”, los Dûnyain son entrenados desde muy pequeños en este sistema de pensamiento con lo que cuando llegan a la edad adulta son capaces de predecir un acontecimiento mediante el estudio de lo que ha sucedido antes, por ejemplo, pueden prever en que dirección girará una hoja llevada por la corriente de un río o mediante el estudio de los rasgos y los gestos corporales de una persona pueden llegar a saber lo que esta pensando. En el primer libro a veces se describe como el Kellhus entra en una especie de trance de posibilidades en las que como una especie de ordenador analiza todas las posibilidades hasta alcanzar cual es la más probable, recuerda en muchos aspectos al personaje de Paul Atreides en Dune. Pues bien, Kellhus es uno de Los Condicionados, y como tal ve al resto de personajes como simples herramientas a las que manipular y controlar, con el tipo de habilidades que posee no le resulta difícil saber que es lo que tiene que decir para provocar efectos devastadores en las personas que escuchan. Durante todo el primer libro cuando se nos muestra el personaje de Kellhus, sus acciones se describen utilizando su punto de vista, así es natural que el personaje no resulte atractivo pues su intención principal es poder controlar a cualquiera de los otros personajes para sus propios fines. Pero en el segundo libro, Bakker nos muestra al personaje desde la perspectiva de los otros personajes, y aunque se sabe que están siendo manipulados por Kellhus, al lector llega a importarle el personaje. Es más, cuando aparece el punto de vista de Kellhus en la narración la perspectiva cambia radicalmente pues volvemos a encontrarnos con el personaje manipulador y vacío de sentimientos que ya conocimos en el primer volumen.

Otra característica que separa esta novela de la anterior en la serie es el sentido de Tragedia que tiene, la novela anterior también contenía sus momentos trágicos, de hecho, son las mejores partes de la novela, pero esos momentos están más difuminados o bien porque no les suceden a los personajes protagonistas o bien porque el lector no llega a involucrarse los suficiente con ellos para que realmente le importe lo que les sucede. En esta segunda parte la tragedia ya se vive, porque sucede en primer plano y no se nos relata como un acontecimiento lejano que les sucede a otros sino como situaciones a las que los personajes se enfrentan constantemente en su día a día.

Me ha encantado también el buen uso que hace Bakker en este libro de las referencias a otras obras. Muchos momentos a lo largo de la narración me recordaban por ejemplo a La Ilíada y me imaginaba a Kellhus como un Aquiles dirigiéndose a los reyes griegos en el Ágora. La toma de la ciudad de Hinnereth es una alusión clarísima, aunque retorcida, de la batalla de los Campos de Pelennor en El Señor de los Anillos, el magnifico capítulo del cruce del Carathay recuerda en muchos momentos a Deadhouse Gates de Steven Erikson, no hay que olvidar tampoco que La Guerra Santa que se nos relata durante toda la novela no es más que una recreación en clave de fantasía de Las Cruzadas, y tampoco que todo el desarrollo del personaje del Profeta que da título a la novela no hace más que tomar como fuente de inspiración a La Biblia. Todo este asunto bíblico aunque construido de una forma magistral le resta puntos a la historia ya que en algunos momentos la inspiración es tan evidente que le cuesta su originalidad.

Si en el primer volumen apenas se nos relataban un par de batallas centrando la narración en el tema político, en este segundo volumen casi no se nos da respiro, los combates son increíblemente detallados, el autor, en lugar de centrarse en las acciones de los personajes individuales durante el combate prefiere ampliar la perspectiva y describirnos a las distintas facciones y ejércitos que entran en liza y aunque la narración y las descripciones pueden a veces pensar que estas leyendo un libro de texto, el resultado siempre termina siendo convincente y satisfactorio. Los momentos de acción que se centran en los personajes protagonistas también están muy conseguidos, en este caso, Bakker, prefiere utilizar el mismo estilo que utiliza Erikson y que a mi tanto me gusta: alternar el punto de vista de los personajes rápidamente a lo largo de la acción dedicándole un par de páginas a cada uno de ellos hasta llegar a la resolución final.

En definitiva, he quedado muy satisfecho con la lectura de este segundo volumen y espero con impaciencia la resolución de la trilogía, que con un poco de suerte será en octubre con The Thousandfold Thought.

PUNTUACIÓN: